Brocados, joyas y pieles. Refinada y elegante. Sofisticada en las costumbres y dictados de la vieja sociedad. Bajo su pulida superficie de formalidad estética, mantenía una posición moral basada en la responsabilidad personal y ética. Despojada de las angustias que atan y sofocan el alma humana, sumaba obras de caridad con la misma avidez de quien colecciona amantes.