lunes, 1 de abril de 2024

GARY LACHMAN; "EL OCULTISMO EN LA POLÍTICA".

En 1614 se publicó un folleto en Cassel (Alemania) que anunciaba la existencia de una sociedad secreta: la Fraternidad de la Cruz Rosada. Se cree que su fundador fue un tal Christian Rosacruz (1378-1484), pero no hay evidencias de que esa persona existiera. Surgen los manifiestos rosacruces en los años de enfrentamiento entre católicos y protestantes, cuando las tensiones en torno a la Reforma y la Contrarreforma habían alcanzado el punto crítico; se asegura que el movimiento rosacruz estuvo vinculado a la alianza de militantes protestantes dispuestos a bloquear la Liga Católica de los Habsburgo. Ahora, exactamente, ¿quién o qué eran los rosacruces?, posiblemente eran una fraternidad término medio entre los caballeros templarios y la francmasonería, que se consideraban herederos de una antigua tradición esotérica con conocimientos capaces de liberar a la humanidad de sus preocupaciones y construir un mundo mejor. En los últimos años se han alentado dudas sobre su existencia, cada vez más estudiosos de este periodo histórico concluyen que todo este asunto fue un fraude. 

Ninguna comunidad de la tradición esotérica occidental ha inspirado tantas teorías conspirativas y ha mantenido una asociación tan popular con el ocultismo en la política como la francmasonería. A los francmasones se les vincula con la Revolución norteamericana, con la Revolución francesa y otras revoluciones europeas, y se les ha acusado de diseñar planes para gobernar el mundo. El retrato convencional sobre los orígenes de la masonería cuenta que surgió de los gremios medievales de albañiles; los nobles, los reyes y sobre todo la Iglesia empleaba a estas cofradías para realizar sus obras más secretas o simbólicas; las élites de estos artesanos elaboraban las tallas ornamentales de las grandes catedrales, formaban un grupo propio. A principios del siglo XVIII los masones pasaron de ser un sindicato que mantenía obediencia absoluta al rey y aceptaba todas las doctrinas de la Iglesia Católica, a convertirse en una organización de caballeros intelectuales que promovían la tolerancia religiosa, la amistad entre creyentes de distintas religiones y pensaban que una directa creencia en Dios sustituiría las controvertidas doctrinas teológicas. A diferencia de los masones "operativos" que trabajaban la piedra, los masones "especulativos" incidían en la búsqueda del conocimiento tanto de los reinos terrenales como de los espirituales; esta sabiduría debería diseminarse y compartirse con quienes dedicaban sus energías a adquirirla para servir a una causa iluminada y filantrópica.

En las colonias inglesas de América del Norte estalló una revolución que algunos estudiosos consideran como el inicio de un auténtico Nuevo Orden Mundial. En la época de la guerra de la independencia americana los ideales masónicos se habían difundido por todos los territorios coloniales, especialmente por medio de las logias militares; cuando los padres fundadores redactaron el texto constitucional estadounidense, incluyeron las nociones progresistas de libertad, hermandad, tolerancia y derechos del hombre que eran también ideales de la francmasonería, por tanto, es lógico pensar que la masonería estuviera implicada en la guerra de Independencia y en la fundación de Estados Unidos; aunque hay historiadores que mantienen que la influencia de estas logias en el origen de la nación norteamericana se ha exagerado. Al otro lado del océano, pululan por Europa un laberinto de sociedades esotéricas, y particularmente en Francia en la década de 1789 a 1799 van a dar un toque de modernidad y de ocultismo político a la Revolución francesa. Por contra, en los primeros tiempos posrevolucionarios se abre una brecha entre los hermanos masones que pone de relieve los cismas y la tensión endémica de los grupos ocultistas que pelean por afianzar su posición.

Considerados una sociedad secreta, los Iluminados son en realidad una hermandad rabiosamente racionalista contraria al misticismo y el ocultismo, exponente extremo de los ideales de la Ilustración, aunque para conseguir sus fines recurren al esoterismo, las creencias religiosas y la jerarquía. En el polo opuesto, el movimiento Rosacruz pasa a profesar un punto de vista conservador y se opone a cualquier influjo socialmente racionalista radical. Las órdenes ocultas, las hermandades esotéricas, las logias de la francmasonería, cualquier congregación hermética se va a ver por parte de los estados y las iglesias oficiales como una amenaza al orden establecido, a las creencias y a la seguridad nacional, argumentos que emplean los gobiernos para justificar la represión.

Asentado y superado el virus racionalista, el siglo XIX supone un resurgir del pensamiento esotérico y su influencia en la política. En 1890, el socialista y francmasón Pierre-Joseph Proudhon acuña la palabra anarquía y el concepto "la propiedad es un robo". Tanto en la Rusia prerrevolucionaria como en la doctrina del Destino Manifiesto de los Estados Unidos surge el concepto de misión divina de una nación. En otro plano, cobra gran difusión entre todas las clases sociales el espiritismo, un movimiento en el que la mayoría de los médiums son mujeres, algunas de ellas prestan una especial atención a la cuestión feminista y a la defensa de los derechos de la mujer, ejemplo de ello fue la mediums Victoria Woodhull que en 1872 se convirtió en la primera mujer en presentarse a unas elecciones presidenciales en Estados Unidos, su compañero de campaña era un antiguo esclavo Frederick Douglass, el primer candidato negro a la vicepresidencia. A su vez, las filosofías orientales iban penetrando en occidente. H.P. Blavatsky junto al coronel Henry Steel Olcott, miembro de la masonería, cofundan la Sociedad Teosófica, una organización espiritual dedicada a unir ciencia y religión en la búsqueda de la verdad y promover la fraternidad entre las personas, con unas fuertes bases hinduistas; Jawaharlal Nehru dió sus primeros pasos en la Sociedad Teosófica y llegó a convertirse en el primer ministro de la India independiente. La teosofía floreció rápidamente en todo el mundo y su influencia se ha hecho notar en prácticamente la mayoría de los movimientos esotéricos que vinieron a continuación. Los teósofos fueron creando sus propias comunidades, muchas de ellas compartían su rechazo general por la sociedad convencional, postura que hasta el presente ha constituido la marca de la contracultura. 

El concepto de una sociedad de maestros superiores ocultos permanece en el tiempo desde que se refiriera a ellos el barón von Hund (1722-1776). Estas nociones van a dar lugar a una versión del estado sinárquico o del estado cósmico, con una jerarquía rígida cuyo poder emana del Sumo Pontífice y llega hasta el pueblo llano. El ser humano es sólo un instrumento elegido por las leyes naturales y universales que están por encima de él, el vulgo necesita a los sacerdotes y adeptos para traducir a un pensamiento accesible un destino universal inescrutable. Algunos pensadores esotéricos u ocultistas entendieron que la raza o el estado tiene prioridad sobre el individuo, otros teorizaban sobre un dictador espiritual benevolente o la formación de una élite espiritual, estas doctrinas junto a otras como la sociedad basada en una supuesta tradición, los ideales de nobleza y heroísmo, etc. influyeron en organizaciones como la Sociedad Thule que acaparó su presencia en la rama oculta del nazismo. La realidad de las raíces ocultistas del nazismo es menos sensacionalista de lo que se cuenta. Por lo visto Hitler sentía poco interés por lo oculto, pero era consciente del poder del mito y sabía que en política el mito es a menudo más importante que la verdad. 

El ocultismo político se relaciona de un modo u otro con misteriosas sociedades secretas y sus conspiraciones para tratar de dominar el mundo. Esta sospecha no es en absoluto cierta, no todas las organizaciones profesan estas inclinaciones. El ocultismo en la política como la política en el mundo real, rara vez es sencillo y directo; difícil de clasificar, las categorías de derecha e izquierda no sirven para comprender sus entresijos. El paraíso al que se refieren las revoluciones convencionales es sólo una metáfora: aquel al que aspira el ocultismo político existe de verdad, su intención es mostrarlo.