Medio(fatuo)cridad:
Yo soy más de lo que
soy y mucho más de lo que los demás creen que soy, soy orgulloso, soy
arrogante, soy engreído, soy soberbio, soy ambicioso, soy yo por encima de todo
y nadie está a mi nivel; mi éxito es el triunfo de mis méritos, mi fracaso es
el error del demérito de los otros. Soy la insolencia que acompaña a la
ignorancia, soy la envidia que acompaña a la falta de talento, soy la copia que
acompaña a la imaginación vacía, soy la subordinación que acompaña a la
carencia de un pensamiento propio. Soy un necio trepa, ambicioso y astuto.
Carezco de comprensión, discernimiento y sabiduría. Soy hipócrita, vendo
imagen, me promociono a mí mismo y me rodeo de créditos que me ensalzan y de
juicios que me dicen lo que quiero escuchar. Quien no alaba mi obra es un
inepto. Repudio la autocrítica, esquivo la verdad. Mi lógica convierte un
cuento de hadas en una bufonada tramposa, insípida, gris y vulgar: ¡sí, yo soy
la medio(fatuo)cridad!
Una sociedad
medio(fatuo)cre tiene gustos medio(fatuo)cres, placeres medio(fatuo)cres,
costumbres medio(fatuo)cres, valores medio(fatuo)cres y leyes medio(fatuo)cres;
eleva a la cúspide del poder, de la gloria y de la fama a la
medio(fatuo)cridad. Una carrera de ratas inmune a la conciencia del naufragio.