Apenas conocen la perfección de su rotunda invisibilidad. Plantean problemas de interpretación; según se les ordene asocian un sentimiento u otro de forma aleatoria, sin atenerse a la lógica, produciendo emociones auténticas. Nómadas por condición social, viven situados al margen de la banalidad. En perpetua crisis desde que fueron creados; libres, los androides poetas van por ahí renaciendo incesantemente a través de las palabras.