
La leyenda del hombre lobo ha encontrado más eco en la
tradición de los cuentos populares que en la literatura romántica, de ahí que
no goce de la misma fama que el vampiro. Ambos mitos, cada uno con sus
peculiaridades, simbolizan la dualidad del individuo, lo real y lo fantástico,
la luz y la oscuridad, la naturaleza humana y la naturaleza salvaje: un reflejo
de nosotros mismos.