Espacio geográfico, sur de
Estados Unidos, predominio del paisaje rural (granjas, pueblos, campos) sobre
el urbano (industrias, metrópolis, asfalto). Cara y cruz de una misma moneda,
opuestos el uno al otro; un mundo moderno, secular, progresista que camina de
cara al futuro económico, social y político, en contra un mundo religioso,
inmovilista, anclado en costumbres y tradiciones arcaicas. Plantaciones
agrícolas, pequeñas destilerías clandestinas, calles con edificios de ladrillo
rojo, todos iguales, donde se escuchan los himnos de los devotos y es difícil
hacer amigos. Visión de una cultura provinciana, oscurantista que acentúa su
énfasis en el pecado y la salvación arrinconando el humanismo liberal. Sociedad
claramente definida: «en la base del montón estaban casi todos los negros», «un
poco más arriba la gentuza blanca», «encima los que tenían casa propia», «por
encima los que tenían casa y tierras» y en todo lo alto «la gente con mucho
dinero con casas mucho más grandes y muchas más tierras». Narraciones no tanto
de damas y caballeros, sirvientas y criados, como de una clase media baja,
ruin, empobrecida, racista, ignorante, cuyo orden y creencias se ven
trastocados; «ha desaparecido el viejo mundo, las viejas costumbres han caído en
desuso». Espacios ensimismados de una aparente tierra prometida en la que anida
el mal, el dolor y el odio.
Descripción de personajes
variopintos sumidos en la desolación que se aferran al clavo ardiendo de la
redención espiritual, la fe placebo de liberación; de alguna manera hay que dar
sentido a los cambios que nos somete la vida. Cualquier movimiento que perturbe
su letargo representa una amenaza, un hoyo profundo en su educación, un
apocalipsis personal. Seres humanos tal vez grotescos, posiblemente perversos,
inequívocamente trágicos; embaucadores, oportunistas, estafadores, farsantes,
víctimas inocentes. Gentes condenadas a desangrarse en un terrible destino,
incapaces de alterar el rumbo. Humanidad degradada y mezquina. No pueden faltar
los conflictos raciales, el clasismo cultural, la violencia sórdida, las
disputas familiares, los roles de género, la hipocresía religiosa, los golpes
de suerte, la libertad frustrada y otros asuntos; desagües de los miedos
individuales convertidos en colectivos.
Historias (a veces
apocalípticas, casi mitológicas) con sello personal, que escarban dentro de los
personajes principales o secundarios, hijos de un entorno que determina su
psicología y modifica sus vidas. Inquietante, aguda, salvaje sin perder la
sutileza, el matiz y la delicadeza, captura los detalles de la decrepitud
social convertidos en sátira moral, sin sermones ni moralejas.
Como es lógico en una
publicación que recopila los cuentos completos de un autor, las tramas tienden
a repetirse y la calidad es desigual manteniendo siempre un tono medio-alto
(algunas narraciones son excelentes), lo que no quita méritos al conjunto de
una obra de imprescindible lectura.