Yo protesto.
Protesto contra la inocencia
robada.
Protesto contra la realidad sin
mitos.
Protesto contra la abulia amable.
Protesto contra las esperanzas
vulgares.
Protesto contra la luz que se
enciende en un instante asombroso.
Protesto contra los riesgos
calculados.
Protesto contra los mundos
posibles.
Protesto contra los salvavidas del
alma.
Protesto contra los paraísos
feroces.
Protesto contra los que nos niegan
los sueños inalcanzables.
Yo protesto.
Protesto contra el orgullo sentado
a la derecha del imperio del Padre.
Protesto contra la soberbia de la
penitencia impuesta al pecado.
Protesto contra las voces de la fe
y los gritos del dogma.
Protesto contra los que crean a
Dios a su imagen y semejanza.
Protesto contra los privilegios
sagrados y las responsabilidades divinas.
Protesto contra la virtud que besa
el anillo de oro.
Protesto contra la larga agonía de
mis ángeles custodios.
Protesto contra las masas
silenciosas y sus necios políticos.
Protesto contra las indiscretas
verdades y las burdas mentiras.
Protesto contra el pensamiento
supremo en la noche de la humanidad.
Yo protesto.
Protesto contra las pasiones
tibias.
Protesto contra los ojos
encendidos por el desdén.
Protesto contra las palabras que
explican el origen del mundo.
Protesto contra toda llave que
abre un secreto.
Protesto contra aquellos que
hablan del amor con la seguridad de quien lo comprende.
Protesto contra las puertas y las
ventanas cerradas
Protesto contra los días negros
del calendario.
Protesto contra los barrios de
cristal que escupen a las chabolas.
Protesto contra los árboles sin
hojas y los estanques sin barcos de papel.
Protesto contra la mala suerte de
los que siempre tienen mala suerte.
Yo protesto.
Protesto contra mis años perdidos
siendo nadie, queriendo ser alguien
al consejo de mis mayores.
Protesto contra el tronco de la
vida convertido en cenizas.
Protesto, en suma, antes de que se
me aburran las protestas, contra una vida
perfecta, sin problemas, sin errores
que al morir no deja ningún recuerdo.