A la muerte de su hermano y
su cuñada, queda al frente de la administración de la herencia. En homenaje a
los fallecidos crea una fundación con sus nombres. Con pasta hace uno lo que
quiere y un filántropo siempre tiene abiertas las puertas del elogio social. La
institución benefactora sólo da trabajo a personas con minusvalías físicas o
psíquicas. De acuerdo con esta política de integración laboral, a las puertas
del manicomio la interna penada por cleptómana y pirómana monta en una limusina
de lujo. “La loca” ha sido contratada para ser la niñera del heredero directo
de la fortuna, sobrino del tutor, un chiquillo malcriado, impertinente,
maleducado, desobediente que pide a gritos ser metido en vereda; o al menos esa
parece su tarea. La realidad es muy otra, la realidad dice que forma parte de la
trama de un secuestro por encargo; la chica debe servir como chivo expiatorio,
así lo dictaminan tres huellas del delito: una cabaña escondida en el bosque,
una nota pidiendo el rescate y una carta que inculpa a quien no tiene la culpa.
Cuando todo esto termine, liquidar al chico y a la niñera, simular un asesinato
y un suicidio. Pero un secuestro es muy arriesgado, ¿no sería más fácil matar
al niño sin escrúpulos?; un secuestro puede salir mal. Y sale mal.
En el recinto ferial un
tipo se aproxima con una pistola camuflada bajo el periódico, su rostro no
parece muy amable. El instinto de presa de quien ha vivido acosada por las
alimañas avisa, ¡hay que emprender la huida sin desperdiciar un segundo! Correr
entre la gente, entre los feriantes, entre los puestos y las atracciones, aprovechar
la estampida de la manada asustada por las detonaciones del cazador que ya sin
tapujos empuña el arma y dispara a diestro y siniestro sembrado el caos; ¿¡son
terroristas!? ¿¡son extremistas!?
La furia y la rabia
acumuladas en el corazón y en la cabeza de la joven permiten sobrevivir, escapar
de los secuestradores asesinos y de la policía. Un coche robado, el autobús, el
tren, el avión, cualquier medio es bueno para alejarse de la muerte o de la
cárcel y encontrar el refugio de los supervivientes. Como en la vida real, la
codicia es una obsesión, gana quien debería perder y cuando un plan se jode, se
jode de verdad. Lo que no consigue la educación lo consigue el miedo.