23,00 ¡Dios no ha
muerto! ¡Dios no ha muerto!, gritan desabridas
en el silencio
de la noche las voces de quienes lo están matando.
23,05 ¡No me
defendáis! Sonaron las palabras del trueno. ¡Nunca los
guardianes
de Dios pueden asumir más poder que el mismo Dios!
¡Nunca
los guardianes de Dios pueden ser más importantes que el
mismo Dios! ¡Nunca Dios necesitó más guardianes que el mismo
Dios!
23,15 ¡Una
palabra de ellos, una acción de ellos bastará para condenarme!
23,20 Si en la
oscuridad de la nada aparece un fulgor, me enseñaron que
todo creador paga la factura de la luz a sus criaturas
creadas.
23,25 Dibujó en
la pizarra un triángulo de Dios rodeado de destellos,
como
si en vez de un ojo fuera un átomo iluminado.