Cae
la tarde,
azul,
rojo, gris,
lentamente,
porque
las tardes
caen
así
lentamente,
nunca
caen de golpe
salvo
aquella que
sea
cuando sea
esa
aún no ha llegado.
A
la tarde que cae,
azul,
rojo, gris,
poco
importa que
en
soledad o
en
compañía,
poco
importa que
conversar
sea
menos
o más
intrascendente,
sobre
los signos
de
la nonata
noche
inminente.
Como
siempre
cae
la tarde,
azul,
rojo, gris,
lentamente,
porque
las tardes
caen
así
lentamente,
nunca
caen de golpe
salvo
aquella que
sea
cuando sea
esa
aún no ha llegado.