En el rincón más oscuro del templo, envuelto en su túnica, el viejo contempla inmóvil el ir y venir de los devotos ricos y de los devotos pobres, de los enfermos y de los sanos, de los sacerdotes y de los visitantes.
Si se fijan ustedes en la base de aquella columna – dijo el guía – verán una estatua de la divinidad que parece como si tuviera vida.
Si se fijan ustedes en la base de aquella columna – dijo el guía – verán una estatua de la divinidad que parece como si tuviera vida.