A Mercedes
Yo, ya no creo en nada que no sea
un cuerpo desnudo en la intimidad de la penumbra
el mar en calma
y un saxo sonando en la noche.
Yo, ya no creo en nada que no sea
el beso golfo de unos labios encendidos,
el mar en calma
y una trompeta sonando en la noche.
Yo, ya no creo en nada que no sea
la palabra sencilla de un verso libre
el mar en calma
y un piano sonando en la noche.
Yo, ya no creo en nada que no sea
el roce furtivo de las manos atentas
el mar en calma
y una guitarra sonando en la noche.
Yo, ya sólo creo
en tu cuerpo desnudo,
en tus besos golfos,
en tus palabras sencillas
en tus roces furtivos
como el sonido de un saxo
o de una trompeta
o de un piano
o de una guitarra
arrullando la calma de mi mar en la noche.