Fiesta:
Ceremonia histórica de recreación de símbolos. Sello de identidad cultural que valora la experiencia de lo vivido por sí mismo sobre la reflexión conceptual de lo pensado. La emoción sustituye a la reflexión. Percepción sagrada de un momento mundano que se enfrenta a la transcendencia de lo eterno. Vivencia, necesidad espiritual y sacra que celebra la llegada, encuentro y reencuentro con los otros participantes del rito. Socialización sana. Necesidad expansiva de compartir la alegría, exteriorizar los sentimientos optimistas, vidas y vivencias plasmadas en gestos de celebración; se pintan las fachadas, se decoran las calles, se asean las plazas y se estrenan trajes nuevos. Plataforma de gozo ameno, manifestación colectiva y expresión cultural de un pueblo. Participación activa y diversa: sin participación no hay acto festivo; se canta, se baila, se juega, se actúa.
Preservación de valores folklóricos, expresión de tradiciones y costumbres. Símbolo de esperanza, regocijo y gratitud por el regalo de la vida. Marca transición de etapa. El mundo temporal estructura la vida en función de la celebración, sacralizando bienes que dan sentido a una sociedad, desjerarquiza lo cotidiano; contrapone ocio a trabajo, liberación a represión, cambia el orden: frente a la oficialidad del orden vertical, la subversión del orden horizontal. Ruptura del ritmo diario que supone renovación de vínculos comunitarios.
Toda fiesta bien vivida satisface una necesidad espiritual, social o simplemente lúdica, que demuestra el grado de madurez humana de un pueblo.
Ceremonia histórica de recreación de símbolos. Sello de identidad cultural que valora la experiencia de lo vivido por sí mismo sobre la reflexión conceptual de lo pensado. La emoción sustituye a la reflexión. Percepción sagrada de un momento mundano que se enfrenta a la transcendencia de lo eterno. Vivencia, necesidad espiritual y sacra que celebra la llegada, encuentro y reencuentro con los otros participantes del rito. Socialización sana. Necesidad expansiva de compartir la alegría, exteriorizar los sentimientos optimistas, vidas y vivencias plasmadas en gestos de celebración; se pintan las fachadas, se decoran las calles, se asean las plazas y se estrenan trajes nuevos. Plataforma de gozo ameno, manifestación colectiva y expresión cultural de un pueblo. Participación activa y diversa: sin participación no hay acto festivo; se canta, se baila, se juega, se actúa.
Preservación de valores folklóricos, expresión de tradiciones y costumbres. Símbolo de esperanza, regocijo y gratitud por el regalo de la vida. Marca transición de etapa. El mundo temporal estructura la vida en función de la celebración, sacralizando bienes que dan sentido a una sociedad, desjerarquiza lo cotidiano; contrapone ocio a trabajo, liberación a represión, cambia el orden: frente a la oficialidad del orden vertical, la subversión del orden horizontal. Ruptura del ritmo diario que supone renovación de vínculos comunitarios.
Toda fiesta bien vivida satisface una necesidad espiritual, social o simplemente lúdica, que demuestra el grado de madurez humana de un pueblo.