Le hace
falta a mi fe
tu cuerpo
desnudo sonriendo,
convertir
en misa de domingo los deseos,
que
arda en la hoguera de tus labios mi vacío.
¡No!
¡No me
gusta lo salvaje!
Acaríciame
despacito
Abrázame
con mimo
Bésame como
el roce de una lágrima.
Si he
de salvarme
que sea
en un gemido
delicado, bello y profundo.