Aquí,
en este desierto
de jardines agostados
el dolor más puro
se hizo ceniza.
Aquí,
entorno al viejo laberinto
urdió la memoria
ocultar el tesoro maldito
de nuestra dicha.
Aquí,
nuestros nombres
ebrios de estrellas
a lomos de un dragón
fueron felices.
en este desierto
de jardines agostados
el dolor más puro
se hizo ceniza.
Aquí,
entorno al viejo laberinto
urdió la memoria
ocultar el tesoro maldito
de nuestra dicha.
Aquí,
nuestros nombres
ebrios de estrellas
a lomos de un dragón
fueron felices.