Antes de tomar la salida evitemos confusiones, el título puede inducirnos al error de pensar que estamos ante la publicación de un juicioso ensayo sobre las consecuencias sociales de la crisis económica en los estados democráticos de la vieja Europa; nada de nada, el genérico enunciado engloba a una trilogía de novelas de intriga suecas…¡¿Más literatura policíaca nórdica?!...¡¿Otro Stieg Larsson?!...¡¿Qué hay de malo en ello si se ejerce bien el oficio y la obra lo merece?! Además, sobra recordar, aunque son autores que comparten paisaje y paisanaje escandinavo con algunos puntos temáticos en común, cada cual calza zapatos según estilo y gusto; en la presente ocasión Persson se sitúa más cerca de la línea de los Le Carré que de los Larsson, Fossum, Marklund, o la pareja clásica Sjöwall y Wahlöö.
Mil novecientas tres páginas divididas en número desigual en tres volúmenes nombrados con los siguientes encabezamientos: Vol.1: “Entre la promesa del verano y el frío del invierno”. Vol.2: “Otro tiempo, otra vida”. Vol.3: “En caída libre, como en un sueño”. Ambientados en los últimos 25 años de la historia sueca del siglo XX (aproximadamente el periodo comprendido entre el año 1975 y el año 2000), y por vecindad geográfica con la historia de la Europa del Este; dos décadas y media en las que se cae el muro de Berlín, se deshace el Telón de Acero, se derrumba el Imperio Soviético, aparecen y desaparecen países, se quitan y se ponen fronteras. Un guirigay geopolítico propicio para sacar tajada; burócratas de los servicios secretos del antiguo bloque comunista se llevan por la patilla archivos confidenciales con información suspicaz e importante: colaboracionistas, simpatizantes, espías, etc; la extorsión abre su mercado (de algo hay que vivir), el KGB y la Stasi venden, la CIA compra. Suenan nombres y apellidos, altos cargos del estado sueco relacionados en su juventud con delitos de terrorismo y la sospecha sobre un Primer Ministro que… A las 23,21 de la noche de un viernes 28 de febrero de 1986 en una calle céntrica de Estocolmo es asesinado de un tiro por la espalda Olof Palme, político socialdemócrata, en ese instante Primer Ministro de Suecia. Personaje controvertido, amado u odiado sin término medio, cuyo homicidio da origen al llamado “Caso Palme”, quizás el hecho histórico más relevante acaecido en la etapa moderna del estado sueco desde la postguerra hasta la actualidad. Se buscan los motivos políticos o ideológicos, se analizan mil pistas (la pista de los kurdos, la surafricana, la iranoiraquí, la yugoslava) la de acá y acullá; recaen las sospechas sobre cabezas patrias (el ejército, la policía, los servicios secretos, la ultraderecha nacionalista); surgen, la mayoría de ellas sin fundamento parcial o total, las teorías de la conspiración que ponen su punto de mira en las esferas más respetables y sólidas de la sociedad sueca. Se abre un caso trillado, investigado una y otra vez mirando todos los ángulos imaginables, analizado al detalle; el mayor fiasco en los anales de la policía sueca. Un caso abierto, irresoluto al que referirse como mala praxis en la investigación es simplificar la incompetencia, la torpeza, la falta de medios y preparación policial, el desinterés, la corrupción y la estulticia política.
Los pecados del pasado reclaman penitencia en el presente, las traiciones venganza y las heridas abiertas supuran bajo las vendas que las ocultan. Las personas no son hologramas, dejan sus huellas, sus amores y desamores, sus aciertos y fracasos, sus vicios y virtudes; sucumben a la seducción del poder y el dinero o cumplen honradamente con su trabajo imponiéndose a la apatía de lo cotidiano, a la desconfianza de sus superiores y el descontento de sus compañeros.
Mil novecientas tres páginas divididas en número desigual en tres volúmenes nombrados con los siguientes encabezamientos: Vol.1: “Entre la promesa del verano y el frío del invierno”. Vol.2: “Otro tiempo, otra vida”. Vol.3: “En caída libre, como en un sueño”. Ambientados en los últimos 25 años de la historia sueca del siglo XX (aproximadamente el periodo comprendido entre el año 1975 y el año 2000), y por vecindad geográfica con la historia de la Europa del Este; dos décadas y media en las que se cae el muro de Berlín, se deshace el Telón de Acero, se derrumba el Imperio Soviético, aparecen y desaparecen países, se quitan y se ponen fronteras. Un guirigay geopolítico propicio para sacar tajada; burócratas de los servicios secretos del antiguo bloque comunista se llevan por la patilla archivos confidenciales con información suspicaz e importante: colaboracionistas, simpatizantes, espías, etc; la extorsión abre su mercado (de algo hay que vivir), el KGB y la Stasi venden, la CIA compra. Suenan nombres y apellidos, altos cargos del estado sueco relacionados en su juventud con delitos de terrorismo y la sospecha sobre un Primer Ministro que… A las 23,21 de la noche de un viernes 28 de febrero de 1986 en una calle céntrica de Estocolmo es asesinado de un tiro por la espalda Olof Palme, político socialdemócrata, en ese instante Primer Ministro de Suecia. Personaje controvertido, amado u odiado sin término medio, cuyo homicidio da origen al llamado “Caso Palme”, quizás el hecho histórico más relevante acaecido en la etapa moderna del estado sueco desde la postguerra hasta la actualidad. Se buscan los motivos políticos o ideológicos, se analizan mil pistas (la pista de los kurdos, la surafricana, la iranoiraquí, la yugoslava) la de acá y acullá; recaen las sospechas sobre cabezas patrias (el ejército, la policía, los servicios secretos, la ultraderecha nacionalista); surgen, la mayoría de ellas sin fundamento parcial o total, las teorías de la conspiración que ponen su punto de mira en las esferas más respetables y sólidas de la sociedad sueca. Se abre un caso trillado, investigado una y otra vez mirando todos los ángulos imaginables, analizado al detalle; el mayor fiasco en los anales de la policía sueca. Un caso abierto, irresoluto al que referirse como mala praxis en la investigación es simplificar la incompetencia, la torpeza, la falta de medios y preparación policial, el desinterés, la corrupción y la estulticia política.
Los pecados del pasado reclaman penitencia en el presente, las traiciones venganza y las heridas abiertas supuran bajo las vendas que las ocultan. Las personas no son hologramas, dejan sus huellas, sus amores y desamores, sus aciertos y fracasos, sus vicios y virtudes; sucumben a la seducción del poder y el dinero o cumplen honradamente con su trabajo imponiéndose a la apatía de lo cotidiano, a la desconfianza de sus superiores y el descontento de sus compañeros.
Realismo social salpimentado con notas de humor corrosivo e ironía satírica sin excesos. Policíaco absorbente sostenido sobre una trama política que saca los colores a una sociedad que parecía modelo de progreso y eficacia, y a una administración ejemplo de diseño moderno, limpio y aseado necesitada de depurar sus cloacas.