No encontraremos aquí la explicación a la compleja teoría de las supercuerdas, ni el esclarecimiento de la ley mayúscula que rige el universo, que esas son harinas de otro costal. Divulgación científica sí, pero de andar por casa, de lo cotidiano, de bata guatiné y zapatillas de felpa, para saciar la curiosidad de aquellos públicos que deseen pasar un rato de lectura, ameno, entretenido, divertido sin renunciar a ilustrarse, que a fin de cuentas, se intuye, esa es la intención de autor, ilustrar divirtiendo que diría el clásico.
El método se desarrolla aplicando un sistema de preguntas y respuestas; el extraterrestre, obviamente, pregunta sobre los asuntos terrenos que le revuelven las neuronas y el terrestre contesta con sentido común, buen humor y sencillez, la mayoría de las ocasiones echando mano de los conocimientos que le ha dado la ciencia y otras veces tirando de experiencia. Cajón de sastre en el que lo mismo se señalan las contradicciones en el comportamiento humano: ¿por qué consumimos productos que son perjudiciales para nuestra salud?, ¿por qué nos da miedo lo que no existe aún sabiendo que no existe?, ¿por qué educamos a nuestros hijos para competir, si sólo puede ganar uno, y no los educamos para cooperar?; aspecto psicológicos: ¿se nos puede reconocer por nuestra forma de jugar al parchís?, ¿por qué comemos cangrejo y no tarántula?, ¿por qué nos metemos en camisa de once varas por temas nimios que ni siquiera nos afectan?, ¿qué pasa si paramos todos nuestros pensamientos?; denuncias sociales: ¿por qué una modelo despampanante vende mejor un producto que el conocimiento sobre el mismo?, ¿cómo es posible que los países pobres deban dinero a los países ricos?, ¿por qué Windows se usa más que Linux, si Linux es gratis?; y razones prácticas y aclaraciones científicas: ¿se puede avivar el fuego al echarle agua?, ¿por qué cuando nos caemos de la bicicleta ésta sigue andando sola?; ¿por qué no podemos tocar un cable de alta tensión aunque usemos guantes aislantes?, ¿puede arder el hierro?, ¿es peligroso dormir con plantas?, ¿la temperatura de las estrellas determina el color?, ¿está en peligro la estación espacial por la llamada “chatarra espacial”?,… etc, etc, que no es lo mismo el 1, que 1,00, que 1,000, que 1,0000… La lectura de este opúsculo divulgativo aumenta los niveles de endorfinas y serotonina produciendo una sensación placentera y de bienestar en el lector-extraterrestre, activa los receptores cerebrales que ponen en funcionamiento beneficiosos efectos para la salud, estimula la fluidez mental y todo ello sin contraindicaciones ni generar adiciones perniciosas.