Días finales de la Segunda Guerra Mundial, los aliados toman Alemania, Berlín arde, el ejército soviético entra en sus calles, París es liberada; Europa convertida en una gran fosa común con sus cielos aún oscurecidos por el humo de los crematorios y las bombas. La mujer espera la vuelta de su marido prisionero en un campo de concentración. Vuelven los hombres del frente víctimas de la barbarie, llegan convoyes de deportados políticos que son recibidos con vítores y aplausos, traen a cuenta gotas noticias esperanzadoras, pero él no está, así cómo dejar de pensar en la muerte; cuando se pierde la guerra se mata a todo lo que vive, se destruye sin importar el qué. Una y otra vez se repite la imagen de su cadáver tirado en una cuneta; una y otra vez escudriñar el rostro de los amigos, de los camaradas de la resistencia para descubrir que en su gesto no se oculta la mentira piadosa: los alemanes han dejado de fusilar, dicen; le han visto vivo, cuentan; se ha salvado por un segundo, por suerte, por lo que sea; las palabras no engañan, la prueba la tiene entre sus brazos reducido a un desecho humano delirante a quien con empeño, delicadeza y miramiento salvar la vida; misión que se cumple con paciencia pero ausente de pasión (la distancia impuesta por la guerra acabó con ella), como, por propia voluntad y por necesidades de la lucha, se cumple el mandato de ser agente de conexión o lo que es igual hacer amistad con el miembro de la Gestapo que arrestó a su marido. El verdugo es cordial, atento, apasionado coleccionista de primeras ediciones de libros antiguos; el verdugo se siente indiferente frente al dolor humano, considera la tortura como un momento desagradable, es un proveedor de muertes; a ella el verdugo le asquea, desea que le maten como al chivato que han capturado sus compañeros milicianos. Los milicianos beben, fuman, discuten de los alemanes y hablan de sus familias; los milicianos españoles sólo tienen sus armas y el sueño de una vez liberada Francia liberar España. Ella participa en el brutal interrogatorio de un delator, de un soplón; ignorante de los lamentos de la víctima manda torturarle hasta hacerle cantar, ¿venganza o consecuencias de la guerra?
El descubrimiento de los horrores, la perplejidad ante la brutalidad alemana, se pregunta: “cómo es posible que una de las naciones más civilizadas del mundo acaba de asesinar a 11 millones de seres humanos de forma metódica”. Reflexión sobre el fin de la guerra, los sentimientos humanos, el papel del pueblo y los políticos; la paz como comienzo del olvido frente a la vida cotidiana. El dolor de la memoria.
domingo, 31 de octubre de 2010
jueves, 28 de octubre de 2010
MICROPOEMA (12)
Recato en la memoria
cierra el atajo
al devaneo
de las malas lenguas
víctimas certeras
del relinchar hostil.
martes, 26 de octubre de 2010
sábado, 23 de octubre de 2010
PACO ROCA; “LAS CALLES DE ARENA”.
Obligación inapetente: llegar antes de que cierren el banco, a tiempo para firmar la hipoteca; destino inmediato para el que hay que tomar un atajo atravesando el barrio de la ciudad vieja, deprisa aventurarse en el laberinto de calles angostas, callejones sin salida y plazoletas sombrías. Extraviado en un eterno retorno, deambulando de aquí para allá perdido el sentido de la orientación, se echa la zozobra de la noche. A la vuelta de un recodo, no por casualidad (nada en este lugar parece suceder por casualidad), la luz que sale del vestíbulo de un hotel; edificio babélico con multitud de habitaciones donde poder descansar. Mañana será otro día, nuevos bríos impulsarán la búsqueda. Desde ese instante el hombre sin nombre (a quien además de la chaqueta han robado la identidad), el peatón despistado pasa a formar parte de la fauna de inquilinos que residen en ese ecosistema, todos ellos presos de sus obsesiones, víctimas de un círculo rutinario que les impide salir de la maraña vital que les bloquea, aunque éste sea el mayor de sus deseos. ¿Cuántos de nosotros no somos ellos? Hasta que una mañana se produce el efecto mariposa; un papel, una nimia hoja de papel volandera, huida de las manos por descuido desata una reacción concadenada, como fichas de dominó, empujadas unas con otras, van cayendo las obcecaciones carcelarias de los personajes; la liberación trae el caos (toda verdadera liberación tiene un principio caótico) y el caos culmina con una lluvia torrencial arrasadora, un diluvio purificador que ahoga la ciudad. Llegada la calma sólo quedan, como una isla solitaria, las ruinas del gran hotel, desde cuya cúspide se puede alcanzar otro destino. Lejos queda el principio de esta historia, la intención primera, el futuro que parecía predestinado. Lo fantástico deja de ser tal cuando se convierte en lo cotidiano, adquiere la condición de realidad de aquello que nos sucede.
Realismo mágico, parábola kafkiana expresada con un dibujo claro, realista, entroncado con la mejor tradición del comic francobelga, para sumirnos en un sueño fluido que nunca llega a convertirse en pesadilla angustiosa.
Realismo mágico, parábola kafkiana expresada con un dibujo claro, realista, entroncado con la mejor tradición del comic francobelga, para sumirnos en un sueño fluido que nunca llega a convertirse en pesadilla angustiosa.
jueves, 21 de octubre de 2010
martes, 19 de octubre de 2010
sábado, 16 de octubre de 2010
EVELYN WAUGH; “LOS SERES QUERIDOS”.
Si juntamos a un grupo de ingleses vinculados a la clase media acomodada tendremos un club en este caso de criquet, lugar de encuentro, islote donde mantener vivas sus rancias costumbres, apoyarse mutuamente en la hipocresía y entre copas de brandy despotricar con altivez de la zafia rusticidad de la sociedad que les acoge; esto es así ya sea en Bombay o en Los Ángeles adonde llegaron los protagonistas de nuestro cuento para hacer fortuna, atraídos por los dólares de Hollywood (meca de ordinariez y de riqueza). Laureados poetastros y escritores de mediopelo con el Sir delante del nombre se ganan las habichuelas elaborando guiones cinematográficos para estrellas femeninas sex-symbol prefabricadas (que según las necesidades de la taquilla cambian de raza o de religión como de rubia a morena) o intentando abrirse camino en el duro arte de la figuración. Pero la vida es cruel, desagradecida, no respeta grados ni categorías y de la comodidad del despacho se puede pasar a ser un mandao en una funeraria de animales o tomar las de Villadiego celestial colgándose de una lámpara, expiando la vergüenza del caballero caído en desgracia. Trágico suceso que pone en acción al círculo inglés, hay que celebrar un entierro con toda la pompa y circunstancia que el ilustre decano del club merece. Para organizar el evento se elige una distinguida funeraria ubicada en la copia arquitectónica de una antigua mansión inglesa de la época eduardina: usted diga lo que desea gastar y ellos se encargan de todo, incluso el lugar que debe ocupar en el cementerio “El claro de los susurros”. (Hay quien se queja, no sin razón, que se gastan más dinero en enterrar a parientes que han odiado toda la vida que a sus animales de compañía a los que han profesado verdadero cariño). Y en éstas estamos cuando surge el amor interesado entre una ingenua maquilladora de cadáveres (profesional como la copa de un pino, capaz de dejar al más deteriorado de los fiambres tan lustroso como un joven playboy) y el miembro del club inglés encargado de los trámites del obituario y de componer la oración fúnebre, un dandi trepa (que estudia para clérigo por correspondencia) dispuesto a conseguir sus pecuniarios propósitos a fuerza de engaños, plagios y mentiras. Como en todo buen vodevil las historias se entrelazan hasta llegar a un final …
Tragicomedia de humor negro (parece infantil en la época del gore), sátira social sutil e irónica en la línea de la mejor tradición de la literatura humorística inglesa. Se lee con el mismo bienestar cotidiano que se toma una tacita de té con pastitas.
Tragicomedia de humor negro (parece infantil en la época del gore), sátira social sutil e irónica en la línea de la mejor tradición de la literatura humorística inglesa. Se lee con el mismo bienestar cotidiano que se toma una tacita de té con pastitas.
jueves, 14 de octubre de 2010
martes, 12 de octubre de 2010
APOTEGMA (11)
La gota de rocío sueña con el mar, la mota de polvo con el desierto y el hombre con las barbas canosas de un dios.
domingo, 10 de octubre de 2010
CARLOS TAIBO; “HISTORIA DE LA UNION SOVIETICA 1917-1991”.
Se podría decir que la historia del siglo XX comienza con la revolución rusa y termina con la caída del muro de Berlín. Entremedias hubo un mundo dividido en dos bloques políticos aparentemente antagónicos: buenos y malos, luz y tinieblas, capitalismo y comunismo; un telón de acero impedía ver a los de aquí (el Oeste), las verdades y mentiras de los de allí (el Este) y viceversa. En aquel tiempo la cabeza visible del este era la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) un régimen sumido en un halo de hermetismo tal, que para adivinar sus movimientos y tendencias internas, dio origen a la figura del sovietólogo una especie de augur capaz de predecir la caída en desgracia de un miembro del politburó por el movimiento de una ceja de un camarada de la nomenclatura. Para saciar la avidez de conocimientos de entonces tenemos en las librerías este ensayo que cuenta con amenidad y rigor la sustitución del imperio zarista por el imperio soviético; el segundo heredó los mismos tic del primero: cambiemos autocracia por totalitarismo e iglesia ortodoxa y nobleza por Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), cúpulas dirigentes del estado y gerontocracia, todo ello respaldado por un ostensible aparato militar, policial y burocrático; y se puede decir aquello de no es lo mismo pero es igual.
Desde su esperanzador nacimiento en octubre de 1917 hasta su defunción por herrumbre con el golpe de estado de 1991, la historia de la URSS es la crónica de un tremendo fracaso social y económico plagado de errores del que no se salva nadie, ni los primeros padres bolcheviques con Lenin a la cabeza, ni mucho menos el terrorífico sistema represivo y criminal de Stalin, ni el desestalinizador y tímidamente aperturista Jrushchov incapaz de acabar con los vicios de la economía soviética, ni el inmovilista Brézhnev que agudizó la crisis del país con su mandato de estancamiento social y económico, ni los efímeros Andropov y Chernenko que se llevaron sus intenciones a la tumba atropellados por el tiempo, ni el último Presidente del Presídium del Soviet Supremo el camarada Gorbachov que enriqueció el vocabulario político internacional con dos palabras perestroika y glasnost pero aunque abrió el debate público hasta entonces cerrado en la URSS le faltó consistencia y le sobró improvisación y confusión en sus reformas, dimitió el 26 de diciembre de 1991. La Comunidad de Estados Independientes (CEI) puso punto y final a la Unión Soviética, comenzaba la era Yeltsin un hombre que supo ascender en el viejo sistema para dirigir el nuevo.
La Unión Soviética se prolongó durante siete décadas con una presencia y una influencia mundial incuestionables, se necesita, pues, una historia más extensa y detallada para explicarla, pero ésta es una magnífica introducción que nos permite hacernos una idea suficiente de lo que aquel régimen fue y significó.
Desde su esperanzador nacimiento en octubre de 1917 hasta su defunción por herrumbre con el golpe de estado de 1991, la historia de la URSS es la crónica de un tremendo fracaso social y económico plagado de errores del que no se salva nadie, ni los primeros padres bolcheviques con Lenin a la cabeza, ni mucho menos el terrorífico sistema represivo y criminal de Stalin, ni el desestalinizador y tímidamente aperturista Jrushchov incapaz de acabar con los vicios de la economía soviética, ni el inmovilista Brézhnev que agudizó la crisis del país con su mandato de estancamiento social y económico, ni los efímeros Andropov y Chernenko que se llevaron sus intenciones a la tumba atropellados por el tiempo, ni el último Presidente del Presídium del Soviet Supremo el camarada Gorbachov que enriqueció el vocabulario político internacional con dos palabras perestroika y glasnost pero aunque abrió el debate público hasta entonces cerrado en la URSS le faltó consistencia y le sobró improvisación y confusión en sus reformas, dimitió el 26 de diciembre de 1991. La Comunidad de Estados Independientes (CEI) puso punto y final a la Unión Soviética, comenzaba la era Yeltsin un hombre que supo ascender en el viejo sistema para dirigir el nuevo.
La Unión Soviética se prolongó durante siete décadas con una presencia y una influencia mundial incuestionables, se necesita, pues, una historia más extensa y detallada para explicarla, pero ésta es una magnífica introducción que nos permite hacernos una idea suficiente de lo que aquel régimen fue y significó.
jueves, 7 de octubre de 2010
martes, 5 de octubre de 2010
APOTEGMA (10)
Por qué sentir miedo del futuro si no tenemos la seguridad de que vayamos a formar parte de él.
domingo, 3 de octubre de 2010
OMAR JAYYAM; “RUBAYAT”.
Canto a la vida, al momento, al ahora; el pasado se fue inadvertidamente, la primavera de la juventud se tornó en invierno sin darnos cuenta; se desliza el tiempo inevitable escapándosenos de las manos, no podemos moldear el destino a nuestro antojo, el futuro no existe (¡qué importa la eternidad!) sólo tenemos el presente, este instante, disfrutemos de él con alegría porque no sabemos que nos deparará el mañana y es posible que la felicidad no vuelva a repetirse. ¡Gocemos!, y que mejor para el gozo que acompañarnos con una copa de vino, ayuda excelente para soportar la existencia, olvidar las desgracias y aliviar las penas. Más que un imperio vale una copa de buen vino (el vino y la alegría son las dos grandes ofrendas que nos hicieron los dioses). El vino es el elixir de la utopía. El paraíso es el lugar de los enamorados y los bebedores, donde además de las hermosas huríes, la leche y la miel también brinda el licor de la uva, pero por qué esperar a alcanzar el edén si podemos disfrutar en esta tierra de unas jarras de vino solazándonos de la naturaleza junto a los amigos. ¡Gocemos sin ataduras!, bebamos antes de que se rompa la copa. Sólo somos un fragmento insignificante en el devenir del universo; antes que nosotros y después de nosotros el día y la noche seguirán su curso. Nos vamos y otros vendrán a ocupar fugaces nuestro lugar.
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