¿Quién es Svejk?, se pregunta el lector a lo largo y ancho de setecientas veintiséis páginas, ¿un idiota?, ¿un cínico?, ¿un bobo?, ¿un pícaro?, ¿un listillo al que la suerte le sonríe cuando las circunstancias parecen volverle la espalda?, en todo caso es un bufón inmortal del que me declaro rendido admirador y alumno aplicado. Irónico, ácido, crítico y sardónico hasta llegar al filo de la crueldad. Por encima de un alegato contra la guerra o un manifiesto antibelicista, más parece un cuadro literario de El Bosco en el que se refleja, sin paños calientes pero con humor, esa condición que tanto abunda en la especie humana: la estupidez...
Gran, gran, gran novela. Lúcida diversión.
Gran, gran, gran novela. Lúcida diversión.